Actualmente, las tecnologías para el curtido incluyen desde compuestos vegetales (principalmente los taninos) hasta novedosos nanoquímicos. Estos últimos, inclusive, están siendo investigados para fines de restauración de documentos y otros productos elaborados en piel.
De acuerdo con estimaciones del Consejo Internacional de Curtidores (International Council of Tanners, ICT, por sus siglas en inglés), a nivel mundial, el cuero se destina principalmente a la fabricación de zapatos, seguido de muebles tapizados, prendas de vestir, acabados para automóviles y, por último, guantes.
El proceso industrial para la obtención del cuero consiste en cuatro etapas básicas que modifican la piel hasta obtener el cuero indicado para el producto final.
Según Kaison Chang, experto de la FAO, el cuero es una de las industrias que más valor aportan al producto durante su fabricación. Por ejemplo, esta industria aporta aproximadamente 80,000 millones de dólares a la cadena de valor; mientras que la industria del algodón aporta un valor aproximado de 10,000 millones de dólares.
La industria curtidora en México
La principal región, en México, donde se concentra la producción de productos derivados del cuero, y por lo tanto, donde se ubica una importante cadena de suministro se ubica en el estado de Guanajuato. Según datos de Inegi, en los municipios de León, San Francisco del Rincón y Purísima del Rincón se concentra el 64.8% de la producción de calzado en el país y el 76.4% del curtido y acabado en piel.
La ciudad de León, Guanajuato, es conocida popularmente como la “Capital Mundial de la Piel y del Calzado” con una tradición de más de 300 años.