Panorama actual y perspectivas
Sin duda alguna, el tema energético es un punto estratégico para cualquier nación; pues, de los recursos combustibles dependen todas las actividades productivas.
Todavía hoy, los países de todas las regiones del mundo basan su crecimiento económico en la quema de combustibles fósiles. De hecho, en un artículo publicado en 2016 por Adjaye y colaboradores, se concluye que el uso de estos recursos está directamente relacionado con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Aunque el efecto (a corto y mediano plazo) depende del tipo de país del que se trate; es decir, si es importador o exportador y si está consolidado o en desarrollo.
Por otra parte, está claro que el consumo de combustibles tiene fuertes efectos ambientales indeseables y que el uso de las energías alternativas no siempre es viable debido a los costos que implica.
En México, la industria, registró una demanda de 126.4 miles de barriles diarios, de ellos 83.2 correspondieron a coque de petróleo, 28.8 a diésel y 14.4 a combustóleo (Figura 1).
El sector transporte es el que presenta mayor demanda de petrolíferos, en 2017 registró una demanda de 1.22 millones de barriles por día. Por último, al sector eléctrico corresponden 169.2 miles de barriles.
Ante esta situación, las decisiones del gobierno en turno impactarán en las actividades productivas del país; pues las decisiones sobre la capacidad de Pemex han tendido, y seguirán teniendo, implicaciones muy importantes en los costos de materias primas y en su disponibilidad.
En este texto de la Guía de la Industria® Química revisaremos la información que se tiene, hasta principios de 2019, sobre las estrategias relacionadas con energéticos y el impacto esperado. El propósito es comenzar a vislumbrar las posibles consecuencias en el sector manufacturero de México.